5 de octubre de 2010

Obra de Isabel Lasserre, en Balajú Ceramistas

Isabel Lasserre expone y vende su trabajo en Balajú Ceramistas. Se inició en la cerámica en 1997, de la mano de los artistas plásticos Mariana Velázquez y Javier Cervantes, en el taller Alfar, en Zoncuantla. En la misma congregación de Coatepec instaló su taller, en el que crea sus piezas para quemarlas en un horno de alta temperatura.


“Trabajar con el barro es una sensación difícil de explicar, implica la transformación de la tierra y el contacto estrechísimo, íntimo, con ese maravilloso proceso; por eso pienso que el producto final que se extrae del horno es tan solo una versión más de las múltiples posibilidades que se albergan en el barro”, comenta la ceramista nacida en Teziutlán, en el estado de Puebla.


“Concibo a la cerámica como el resultado de la fertilidad de la tierra que, al conjuntarse con la creatividad y el oficio, incrementan la potencialidades de la tierra y sus enormes posibilidades de asumir facetas incontables. Lo que me queda en las manos como resultado se presta a distintas interpretaciones: las que me permite realizar el barro, las mías propias y las que, al final, aventurará el espectador. Es por eso que mi intención es realizar una serie de piezas que aludan al tema de la fertilidad: el barro como fruto de la tierra que, a su vez, origina insólitas formas y modos de existencia, es decir, una fertilidad inagotable”.


En su taller colaboran Mario Mendoza desde 2005 (“es una persona que siente el barro y tornea las piezas de una forma tan natural que es una belleza”) y su esposo, el doctor Gastón Guzmán, que le ayuda a mantener el proyecto, le asesora sobre algunos diseños de hongos y también elabora sus propias piezas esporádicamente.


En Balajú Ceramistas expone piezas utilitarias de una enorme belleza. En ellas combina materiales como bambú y madera, y arriesga formas que se sostienen en tenues equilibrios.